Los cristianos se apoderaron de Málaga en septiembre de 1487, después de las luchas de Boabdil contra su tío Mohamed el Zagal.
Esta conquista significó la incorporación de todo el oriente nazarita de la península a la corona de Castilla.
Una gran parte de la población musulmana de esta zona se vio reducida a la esclavitud, sirviendo algunos prisioneros para canjearlos por cristianos.
Cáceres se enfrentó a dos problemas tras la reconquista cristiana: los intentos anexionistas de Portugal y las luchas internas de las diferentes banderías que se disputaban el gobierno.
En junio de 1477 Isabel la Católica modificó las ordenanzas municipales y pacificó la ciudad. Los Reyes Católicos juraron los fueros de Cáceres ese mismo año.
La posesión de las tierras y de las riquezas povocó muchos enfrentamientos entre banderías y linajes, y entre la hidalguía campesina y las distintas ciudades.
Tras varios intentos, es Fernando el Católico quien derrota a Juan de Salazar el Moro y establece definitivamente la paz.
Varios años después, la reina Isabel jura los fueros bajo el árbol de Guernica.
El trece de diciembre de 1474 fue coronada reina de Castilla la princesa Isabel, llamada posteriormente la Católica. De esta manera se unió definitivamente con el reino de se marido Fernando de Aragón. Al acto de coronación acudieron las personalidades de la época, entre ellas el alcaide del alcázar segoviano, Andrés Cabrera, el comendador Diego de Avellaneda, el doctor Juan de Alcocer y el escribano Pedro García de la Torre.
Aquí comienza para España la época de mayor esplendor, con la unificación completa de la península y el descubrimiento de América.
Enfrentada a su hermanastro Enrique IV, Isabel soporta las presiones de los aragoneses y del arzobispo de Toledo para que acepte la boda con Fernando. Cuando al fin se decide, Isabel tiene que ser rescatada del castillo de Madrigal de las Altas Torres, por el propio arzobispo y es conducida a Valladolid. Allí conoce a su futuro marido cuatro días antes de la boda.
Por las capitulaciones matrimoniales, Fernando se compromete a vivir en Castilla.
Cuando la Casa de Pimentel quiso apoderarse de Orense en 1468, fueron el conde de Benavente y Castro Ramírez los que la sitiaron.
El conde de Lemos acudió en ayuda de los orensanos y dirigió la defensa de la ciudad. Durante el asedio, los sitiados se refugiaron en la catedral, de la que no pudieron desalojarlos sus enemigos.
Cuando Carlos de Viana regresó de Sicilia, comenzó el problema de la sucesión. Fue acusado en Lérida por su propio padre, Juan II de Aragón, de negociar a sus espaldas con Enrique IV de Castilla.
Aunque Cataluña en pleno se rebeló, fue encarcelado en 1460 y murió poco después envenenado.
El cardenal Pedro de Luna se autoproclamó papa con el nombre de Benedicto XIII. Se exilió voluntariamente en la fortaleza de Peñíscola después de ser abandonado por sus seguidores. El Concilio de Constanza lo declaró hereje y lo excomulgó. Antes de su muerte en 1424, el papa Martín V y el rey Alfonso V intentaron asesinarlo en varias ocasiones.
Cuando murió sin herederos el rey Martín el Humano, se planteó el problema de su sucesión. Fernando de Antequera y Jaime I de Urgel fueron los dos aspirantes al trono.
Tres jueces de cada reino y Benedicto XIII, el papa Luna, se reunieron en el castillo de Caspe en abril de 1412, donde eligieron como rey a Fernando de Antequera, perteneciente a la casa de los Trastámara.
A principios de septiembre del año 1347, el rey Pedro IV el del Punyalet otorgó a la villa de Teruel el título de ciudad, por haberle apoyado en su lucha contra la nobleza valenciana y aragonesa. En este documento se conceden a los turolenses amplios privilegios sociales y económicos.
Invadidas por los almorávides, las islas se convirtieron en un importante foco de pirateria sarracena. Jaime I las conquistó y se las otorgó a su hijo como reino independiente. Después Jaime III de Mallorca jura sus privilegios y franquicias.
Pedro III el Ceremonioso las anexiona definitivamente al reino de Aragón.
Aunque Álava estaba unida a Castilla desde mucho antes, es en abril de 1332 cuando pasa a formar parte plenamente de la corona.
Alfonso XI preparó el Privilegio de Contrato, un documento que recogía los derechos de los alaveses y los eximía del pago de impuestos.
Alfonso X el Sabio escribió libros sobre ciencia, historia y cultura en general, todos en lengua castellana. Sin embargo utilizó el gallego para escribir poesía. Lo más conocido de su obra poética es su libro Cantigas e loores de Santa María. Sus versos están escritos en forma de zéjel y relatan milagros de la Virgen y episodios y anécdotas del rey.
Jaime I el Conquistador, rey de Aragón y Cataluña, arrebató la ciudad de Valencia a Abú Zeyán, con la ayuda de los comendadores del Temple y Calatrava y de algunos señores catalanes y franceses.
Más de cincuenta mil musulmanes salieron de Valencia y la ciudad fue repoblada con cristianos. Lérida envió trescientas doncellas para casarse con los soldados conquistadores, los cuales recibieron además casas y propiedades.
Córdoba fue ocupada por los musulmanes muy pronto, llegando a ser la capital de Al-Ándalus, la mayor ciudad del occidente europeo.
Tras la caída del califato, se unió a Sevilla convirtiéndose en reino de taifa.
En 1235 los cristianos consiguen rodear la ciudad, conquistándola un año más tarde. Fernando III la repobló rápidamente.
Tras la caída del califato de Córdoba, Badajoz se había convertido en la capital de un reino de taifa. Pasó por manos de almorávides y de almohades, y posteriormente fue escenario de algunas pugnas entre Portugal y el reino de León.
Fue conquistada definitivamente por Alfonso IX de León en 1230.
