Enfrentada a su hermanastro Enrique IV, Isabel soporta las presiones de los aragoneses y del arzobispo de Toledo para que acepte la boda con Fernando. Cuando al fin se decide, Isabel tiene que ser rescatada del castillo de Madrigal de las Altas Torres, por el propio arzobispo y es conducida a Valladolid. Allí conoce a su futuro marido cuatro días antes de la boda.
Por las capitulaciones matrimoniales, Fernando se compromete a vivir en Castilla.
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